Las emociones no pueden circular libremente a través de ti, si las cargas de tu historia personal.
Lo único que una emoción necesita de ti es presencia.
Ser reconocida, permitirla y atenderla, sin pretender cambiarla o interpretarla.
Pues tal y como el cuerpo es un mapa de la mente, la emoción es un mensajero profundo de nuestro mundo interior.
Mientras se generen resistencias a cualquiera de ellas o tengas la intención de evitarlas o reprimirlas,no seguirán su curso natural.
Por eso, para que la sanación sea posible y sigan su papel de transformarnos, necesitamos hacerles espacio, dejarlas estar. Dejar que fluyan en nosotros, sin retenerlas.
Es importante estar dispuestos en todo momento, a recibir con una bienvenida a cualquier emoción que se produzca.
Acogerlas con el corazón abierto, sostenerlas, y agradecerles por la información que nos regalan, comprendiendo que su única función es ayudarnos a interactuar con el mundo, desde las decisiones más beneficiosas y conscientes para nosotros.
-Jose A. Manchado